Te ví... Te vi en la oscuridad de mi memoria
y parece que la luz llegó,
en las telarañas de mi alma y con fuerza sacudió.
Te ví pasar sin siquiera voltear,
sin ver que más allá estaba una voz... Mi voz.
Te ví y sentí el mundo venir,
con las palabras mudas intente no sonreír,
ni dar indicios que me pudieran herir.
Estaba negro y vacío,
solitario y frío,
tranquilo y sin sentido.
Estaba seco y podrido,
nauseabundo y adolorido...
Mi corazón, mi pedazo de carne renació
por un segundo,
palpitó y luego se murió.
Te ví.
Volví a mirar tu nombre reproduciendolo
en la inmensidad de la historia,
revolviendo con recuerdos la memoria,
ensuciando la pureza de mi soberbia.
Te ví... ¿Porqué te ví?.
Apareciste ahí tan sutil y me desvanecí,
huí, corrí, me perdí de ahí
o mis fuerzas faltarían para dejarte ir.
Te ví y termine de huír.
Aunque, ¿Sabes que?...
Estoy segura que tu si me dejarías ir.