jueves, 28 de enero de 2016

Tres años después.


Muy buenas noches a mis lectores.

Quizá nadie lea esta nota pero podría haber algún perdido que de pronto encuentre este espacio o me recuerde y busque este lugar que ha estado hibernando por más de 2 años..

Hace un par de días me encontré en el enorme universo llamado: Internet. Sí, ese amplio horizonte que es tan gigantesco y a veces aparenta ser infinito pero que al final de un determinado tiempo impreciso te encuentras con personalidades afines a la propia. Tal vez no tan afines pero que en el camino de vida en algún punto de esa función infinita existe alguna otra función que en un sólo punto se entrelaza con la tuya.

Así que después de cuatro años vuelvo a este lugar que adopté como el rincón de mis pensamientos, como el tártaro de mis emociones y secretos o en infierno que soporta el silencio y la soledad que tanto atesoro con recelo y egoísmo. La verdad es que no tienen porque saberlo pero lo explicaré porque este sitio merece una explicación del porque huí cuando aquí encontré donde apoyarme cada vez que sentía caerme. Fue un buen soporte y sin embargo tan desagradecida fui que sin algún aviso me marché.

Hoy me preguntaron ¿Porqué desapareciste por tanto tiempo? No había cuestionado ese aspecto, y si soy sincera ni siquiera había notado el abandono pero ocurrió pues simplemente me fui un día indefinido de un 2013 que apenas y recuerdo.

2013.

Fue el peor año de mi vida. ¡Jamás! y puedo decir con total seguridad que es verdad... ¡Jamás había sentido tanto dolor! ni tanta impotencia ante una de las formas que más había y he venerado: La muerte. Aquel 7 de mayo a las 11:00 am aproximadamente escuché el nombre de mi "mujer maravilla" siendo pronunciado por esa estela blanca con un semblante sereno y pasivo, serio pero sin facciones endurecidas. Ellas la llamaron y esta mujer valiente sólo hizo una pregunta justo antes de que ese nudo en la garganta se rompiera. No había visto esa fortaleza en su ojos, esa decisión en la mirada castaña que sólo anhelaba una respuesta ¿Me voy a morir? Escuchar dicha pregunta es como si de pronto el suelo se colapsara y fueras incapaz de caer, sentir ese vértigo en tu estómago y no evitar reírte porque no sabes como reaccionar. ¿Cómo es posible sentir tanta fuerza y tanta cobardía en un sólo instante? ¡Ojalá yo hubiese sido la valiente! pero no fue así. Sólo me mordí los labios evitando que los músculos faciales se distorsionaran en una sonrisa nerviosa. La tome por el hombro y suspiré. Entonces, todos guardamos silencio y el resto lo olvidé.

Pasaron los meses y aquellas heridas abiertas de años anteriores parecían simples rasguños comparadas con la marca en mi pecho, una abertura a carne viva pero sin sangrar, ardía tanto cada vez que teníamos que asistir a las citas de aplicación. No soy una mujer de muchas palabras así que me limité a hacer sentir mi presencia como apoyo. Reír era mi función. Dejar de llorar era mi tarea la que tuve que cumplir a cabalidad excepto por esa llamada. un viernes de junio la llame, a la que en vidas pasadas compartió su sangre conmigo y en esta nacimos en cunas distintas pero con los recuerdos unidos. La llamé y lloré tanto que olvidé que la gente estaba viéndome. Ese día no me importó ser igual de vulnerable que el resto de los mortales.

Curiosamente en esas fechas abrí este lugar y me dediqué a escribir. Lo sé porque en los borradores existe entradas sin terminar. Y lo más gracioso de todo es que lo olvidé.

¿Que significó este año? El principio de mi madures.

Afortunadamente el 2013 dejó de existir.