viernes, 30 de septiembre de 2016

Sin Alas...

Alguna vez en la complejidad de la nada,
aquella vasta y lejana, como en la profundidad de una mirada.
Donde el vacío existe, tan sobrio y oscuro que duele...
Ahí, en la inmensidad donde las palabras coexisten
con la intensión de que realicen el primer paso para no estar triste,
para dejar de correr cada vez que una sensación asuste.

Alguna vez, a la sombra de ese enorme árbol
el rocío de las hojas se deslizaron por la corteza del tronco
hasta perderse en la ignorancia de las grietas... Tan solo,
tan alto que nadie jamás miró al cielo
ni preguntó el porque las gotas caían si parecía seco.
Y es que estuvo abandonado que ni la compañía del sol
fue suficiente para calentar la frialdad de su áspera piel.

En alguna parte y alguna vez donde aquellos ciegos jamás 
voltearon a ver, donde no se escuchó nada más que las lágrimas
que fingían ser las más sinceras sonrisas,
aun cuando del rostro no se asoma ninguna grieta,
sólo la deformación de los labios y la tristeza
de una sola mirada quien fue... La única que la abrazaba...
¡Y es que estaba tan lejana! Tan distante que la luna 
parecía estar preocupada.

Y es que alguna vez fue ayer, en el laberinto de la memoria...
En el abismo de aquellas vidas lejanas o del distante
horizonte que la visión humana no alcanza... Y es que el cielo es el mismo
pero tan diferente que a la vista no se distingue... ¿Estás viéndolo?
Negro como si estuviéramos ciegos, resplandeciente con las 
estrellas que están tan lejos o como las gotas de lluvia
que nos mojan desde adentro...
Dime que puedes verlo aún cuando no te huelo, aun cuando te siento
o, ¿Sólo es la idea de que no te tengo?

Tranquilidad es lo que siento cuando te veo
y desesperación cuando te pierdo... Estuve tan lejos,
que parece cerca cuando por fin escucho el paso del tiempo...
Cuando por fin comprendo que no entiendo... y la música 
me ayuda a saber que ni la tierra es impedimento.

¡Recuerda que volaremos!

Silencio...