jueves, 27 de octubre de 2011

Amaneceres que no llegan jamás

- ¡Mira! ¡Mira hacia la ventana y encontrarás una luz!
- ¿Una luz?
- Sí... Una luz...
- No veo nada...
- Intenta abriendo los ojos
- Los tengo abiertos
- ¿En verdad los tienes abiertos?
- Por supuesto que sí... Incluso puedo... ¡No! ¡No puedo verte!
- Fue lo que pensé.

Una discusión un día en la mañana, un nuevo día tan oscuro que no parece ser las 7:00 am.
Junto a la ventana, tocando esos barrotes un tanto más oscuros y tan helados que duelen los huesos, pero aún cuando duelen no se alejan de ese frío que ha dominado a el cuerpo que sobre la planta de sus pies desnudos se niega a abandonar dicho lugar, un sitio que hace erizar los bellos de su piel mientras su mirada se concentro en el vidrio empañado y sucio, que a causa del calor de la abitación devela lo que nunca fue borrado. Palabras dulces que logran estremecer esa alma confundida. Sus ojos se iluminan cuando vuelven a sus memorias el momento en el que escribió dicha leyenda de tres palabras, cortas pues no pasan de cuatro letras cada una.

Apuntó con el índice y en el aire escribió de nuevo sobre la sucia ventana, reproduciendo cada letra con un movimiento sutil que no es más que esa extraña emoción que no lograa definir. ¿Amor?, ¿Añoranza?, ¿Nostagia?... ¿Que es lo que podría ser?

- ¿Por qué sigue ahí?
- Es lo que o debería preguntarte... ¿Por qué sigue ahí?
- No lo sé...
- No quieres saberlo...
- ¿Por que ahora?
- Por que ahora te fijas en las pequeñas cosas que te recuerdan cada momento...
- No he buscado la ventana...
- Eso dices tu... Pero muy dentro de ti lo sabías
- Recuerdo cada vez menos pero cuando lo hago de pronto...
- ¿De pronto?...
- Du... Duele
- No te escuché
- Me duele.

Involuntariamente algo tibio llegó hasta su mejilla. Una lágrima que absorbió al llegar a sus labios gimiendo un poco dando un largo suspiro, tan largo que el no respirar le pareció una eternidad.

- ¿Duele?
- ¿Me olvidó ya?
- Insistes en hacer preguntas tontas
- ¿Que debo entender?
- Lo que no quieres escuchar
- ¿Por qué sigue ahí?
- Te empeñas en mantenerlo
- ¿Pero será que tengo que eliminar la última esperanza?
- La que te empeñas en tener
- No puedo evitarlo... Siento que debo mantenerla.

Parecía que el tiempo se había detenido, pero no fue así. Son las 8:00 am, finalmente el primer rastro de luz se presenta borrando sin piedad lo que eran los últimos recuerdos de aquello que en su momento no era más que la expresión de su sentimiento, de su anhelo o incluso de su alegría al escribirlo. Finalmente el sol aparece y es cuando por fin suelta los barrotes que mantienen la humedad del alba mostrando la marca de esas manos artistas de soledad.

De pronto cae sobre su cama, acurrucandose entre las sabanas

- ¿Te quedarás ahi?
- Sí
- No tienes remedio
- Mañana volveré
- ¿A donde?
- A donde los amaneceres no llegan jamás.

2 comentarios: