jueves, 9 de febrero de 2012

Si pudiera

Si tuviera la fuerza para confesarte que hay algo de ti dentro de mi,
pero no la tengo y prefiero mirarte desde lejos.
Si tan sólo pudiera decirte que mueves lo que esta muerto,
aquello que se marchitó al despertar del invierno.
Podría decir que la calidez de la mañana estan en tus versos,
en esos que no entiendo y confunden la malesa de mi alma,
de éste torpe e invalido pedazo de carne que late...
Late, vuelve a latir... ¡Que preocupante!

Te diría sin miedo que es por ti que vuelvo a vivir, a resurgir.
Que es por ti que vuelvo a sonreír e intentar fingir,
engañarte para que no me puedas descubrir,
encerrandome en el silencio, en la esperanza... En la soledad.
Creo que estoy empezando a sentir algo tan distinto al dolor;
¡Te encontré! o ¿Fuiste tú quién me salvo?
Estoy esperando y creyendo en alguien aparte de mi.

Quizá en el mudismo de mi voz encontrarás la respuesta a tu desesperación,
la fórmula que hayé cuando aquel adiós casi me terminó. ¡Tu estabas ahí!
junto a mi, suavizando mi desilución y sonriendo para hacerme olvidar.
Ahora yo estoy aquí como aquella vez que anestesiaste mis ansias,
mis penas y mis sinsabores. Mírame pero no me conozcas.
Mírame pero no me entiendas.
Mírame, sólo mírame sin decir nada que callaré.

Ahogaré sin deseos, mis anhelos y estos sentimientos,
Adormeceré las ganas de hablar, de recitar lo que en mi alma hay.
Aniquilaré la valentía con cada suspiro para guardar mi secreto.
Envolveré a mi corazón en cada sensación de vacío
y te veré sonreír aunque no sea conmigo.

Esperaré a que olvides y entonces...
Quizá entonces, volveré.


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