martes, 26 de julio de 2016

Ánima desahuciada




He perdido la noción del tiempo y aun cuento los días.
ayer me dormí mientras tu voz ausente arrullaba mi tristeza,
aquella que nació el día que con dolor te dije adiós.
He perdido un poco de entusiasmo y he ganado ratos vacíos
que celosamente guardo en lo más profundo de mi bolsa,
la misma que esta rota tal y como mis ilusiones y mis sueños...
¡Pero que estoy diciendo! Estampa mentirosa de mi...
Hace tanto que no tengo sueños.

Le escribo a la memoria que me falta para poder recurrir,
le canto al silencio y al murmullo del miedo,
a la timidez y esa angustia que se concentra en mi pecho.
Le hablo al pedazo de carne, aquel delator de mis penas 
y mis alegrías ajenas, a las mañanas cuando no quiero que amanezca.
Le ruego a tu ausencia, a la sombra que no se refleja... A mis torpes y absurdos
pensamientos los mismos que no abandonas aunque te encuentres lejos.

Ayer y antes de ayer... Hoy, mañana y pasando mañana continuaré 
en el abismo de esta duda... ¿Porque no dijiste quédate?
Y en su lugar me regalaste el sollozo de tu cuerpo
que en mi imaginación se tradujeron en silenciosas lágrimas.
¡Debiste tomar mi mano...! Debiste ofrecerme que me aferrara a tu espalda.
Debiste pedirme que me quedara... Y así sanar un poco el alma.
Y me echaste al abismo de mi convicción...
Me abandonaste a la deriva de quien realmente soy.

Han pasado interminables noches de sinceridades ocultas...
Es que ya no recuerdo cuando fue la última vez
que sin miedo tuve el valor de decir un poco de mis palabras más absurdas.
Te fuiste y fui yo quien se deshizo de ti,
a quien abandono en un baúl con cada uno de tus recuerdos
y algunas fotos que no tengo más aquí.
Me desprendo de lo que alguna vez creí y reclamo la compañía de la nostalgia...
De quien me vigila y me toma entre sus manos frías
acariciando cada uno de mis falsos anhelos.
Quien me abraza mientras me derrumbo hacia el precipicio de un murmullo
de notas armónicas que alimentan las ganas de correr lejos.

Desaparezco... me pierdo en lo más profundo de mis miedos.
Caigo al son de mis propios pensamientos.
Finalmente me marcho... que no hay nada más que hacer por quien se va muriendo lento.



1 comentario:

  1. Hasta la tristeza se me hace bella descrita por ti. Que un alma solitaria, atormentada y sin esperanzas cautive, no es fácil; tu lo logras con tanta finura e intensidad que me estremece leer tus versos :)

    ResponderEliminar