miércoles, 17 de agosto de 2011

Danzando...

El sol quema, quema demasiado...
no hay más que el resplandor de la luz y su calor abrazador,
el asfixiante aire cálido de un horno de asfalto,
el ruido agobiante de los animales mecánicos
cuyos chillidos erizan la piel de molestia y asco.
Caminando sin rumbo definido pero en una sola dirección:
La vida, vida absurda y necesaria,
de pensamientos vanos e inutiles conservando el recuerdo latente,
un recurdo sobrio y casi diluyente.
Un poco de sombra ante el cielo candente,
un alto de las bestias al andar y reluce una aparente tranquilidad,
tan diminuta que parece no existir ante el movimiento constante.
Todos ciegos, todos caminando, todos serios y fijos... Todos muertos.
Zombies danzando, intentado pensar a la velocidad del viento,
en la sonoridad de las sirenas y de cualquier modo... Nadie escucha.
!Sordos¡.

 Pies sucios de polvo, almas desencajadas en sonrisas falsas,
en rostros fingidos de bondad y amabilidad,
manos movibles en intentos de ignorar, de afirmar... de nada.
Y aún, el sol abraza... Quema, desenvaina en látigos de luz...
De vida. ¿Vida? eso a lo que llaman respirar...
Yo respiro y no muesto vida, soy carente de sentir heridas,
de respirar y sentir aromas, de ser acariciada por el viento
que soberbio estremece mi cabello.

Estoy muerta y me duele saberlo... ¿Dolor? ¿Sencibilidad?
¿Qué es lo que significa?


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