Te extraño.

Tengo los bolsillos rotos y llenos de nada,

vacios de fe, de esperanza, de algo que me de calma.

Tengo rota el alma que piadosa ya no llora,

no sufre, no añora y no extraña.

Tengo perdida la memoria de recuerdos

donde los nombres se vuelven vagos

y los ayeres mueren con cada vaso.

Voy de la mano a un espacio oscuro y frío,

triste y lejano, solemne y aburrido.

Voy caminando bajo el mar de mis lágrimas,

saladas y amargas de una incontenible sequía.

Voy desnudandome tirando pedazos del corazón

que se ensucian y desaparecen cuando los pisa.

Tengo llenos los bolsillos de desventuras y nostalgia,

de sueños frustados e ilusiones difusas.

Tengo la ausencia de su presencia que por más que intento

no desaparece, no me abandona, no se esconde.

Tengo la partida de ella, mi soledad que también se marcha.

Tengo ganas de hacer nada, de huír... de no volver a casa.

Voy enfurecida con mi necedad, mi necesidad.

Voy insatisfecha de olvidar y empezar.

No logró desvaneces tu esencia, tu figura.

Intento esconderme en las fisuras de dolor, de la soledad.

Quiero dejarte lejos y no mirar atrás pero,

pero me doy cuenta que mientras más intento...

Mientras más fallo, más pienso... Más te busco.

Que cuando estoy sola, desvalida

es cuando me doy cuenta que te extraño